Página 9 - MemoriaLabores2014-pdf-LessSize

Versión de HTML Básico

9
Memoria de Labores
2013 - 2014
Fuerte y Justa
Estamos haciendo lo justo porque hacer justicia es preservar intacta la libertad por la que
hemos luchado. Es hacer que la derrota efectiva del terror, de la corrupción, del narcotráfico,
del crimen organizado, de la impunidad sea la culminación de nuestro pacto constitucional,
de nuestro pacto político de convivencia.
Hacer justicia pasa por comprender que a los delincuentes no se les pide opinión sino
responsabilidades; y que es trabajo de las instituciones hacer que esas responsabilidades sean
exigidas y cumplidas en los términos más estrictos que la ley prevé y, por tanto, autoriza.
Hacer justicia es entender que la victoria ha de ser de las víctimas, de la gente honrada, del
Estado. El principio de la mayoría sólo se rige dentro de la democracia, no fuera de ella. Y
dentro de la democracia solo pueden estar quienes respetan las leyes, la libertad, la seguridad,
la justicia y los derechos de todos. Ninguna mayoría puede disculpar, silenciar o convalidar
el asesinato, la coacción, la amenaza, la extorsión, el robo, la corrupción, la impunidad, el
narcotráfico, el lavado de dinero, ni el crimen organizado.
Mi propuesta y mi accionar son de orden y de autoridad democrática. El cumplimiento de
mi deber como Fiscal General no me conduce al odio, ni a pasiones. No tengo posiciones
emotivas frente a los delincuentes: asumo posiciones de autoridad.
Distinguidos Diputadas y Diputados:
El camino que nos ha llevado a los mejores éxitos frente a los problemas deja pocas dudas.
Un futuro mejor, libre de toda amenaza, nos exige dar el todo por el todo. Esto nos lleva
a la aplicación de la ley con todas sus consecuencias. A la acción efectiva y continuada
del Estado de Derecho, de las fuerzas de seguridad, de los jueces y tribunales, del sistema
penitenciario en la lucha contra cualquier fenómeno criminal que ha contraído gravísimas
responsabilidades a las que sus autores deben seguir haciendo frente. Debemos impedir que
los que infringen la ley encuentren socios de poder, el oxígeno que les permita sobrevivir a
su derrota operativa.
Los funcionarios, los políticos, los empresarios, la sociedad en general debemos apoyarnos en
principios sólidos, y no en ideologías para defender los intereses legítimos de los salvadoreños.
No podemos darnos el lujo de que gente inteligente caiga en el culto de la mediocridad.
Debemos afirmar la legitimidad de nuestra Constitución y de nuestras leyes; afirmar y ejercer
nuestra libertad y nuestros derechos, que son los que se vulneran cuando se quebrantan
nuestras normas.