Palabrero de la pandilla 18 condenado a 82 años de prisión por ordenar los homicidios de un exsoldado y dos estudiantes

Por: / agosto 20, 2019

Dos palabreros más fueron condenados a 32 años de prisión por Homicidio Agravado y Organizaciones Terroristas. Y otros 11 incriminados recibieron sentencias de 10 y ocho años por su pertenencia al grupo terrorista.

Cojutepeque, Cuscatlán. Ángel David Pérez Posada, palabrero de un grupo de la pandilla 18 revolucionarios, que operaba en los cantones Istagua y Tecomatepeque del municipio de San Pedro Perulapán, en el departamento de Cuscatlán, purgará una pena de cárcel de 82 años, por ordenar la muerte de un exsoldado y dos estudiantes en el año 2016.

El Fiscal del caso de la Unidad de Vida de la oficina de Cojutepeque, aseguró que otros dos palabreros: William Adonai Vivas Gil y Walter Edgardo Santos López, fueron condenados a 32 años de prisión, por su participación en un homicidio y organizaciones terroristas.

También otros 11 imputados que forman parte del grupo identificado como Sombras del Parque Locos, recibieron condenas de 10 años y ocho años por su pertenencia al grupo terrorista.

Con pruebas documentales, periciales y testimoniales, se demostró que Pérez Posada avaló el crimen de los estudiantes: José Mauricio Aguirre García, de 15 años y José Ernesto Hernández Bautista, de 18; quienes fueron desnudados, golpeados, asfixiados con un lazo y tirados a una barranca.

El doble crimen se registró el 6 de febrero de 2016, en el sector conocido como El Agua Tibia, del cantón Tecomatepeque, de la jurisdicción de San Pedro Perulapán.

Otro de los asesinatos es el del ex soldado José Ovidio Mendoza Bautista, de 20 años, que fue acribillados a tiros en el mes de enero del año 2016, entre el límite del cantón Tacanagua del municipio de Oratorio de Concepción, y el cantón Tecomatepeque, de San Pedro Perulapán

El asesinato del exmiembro de la misma pandilla, José Israel Ortiz Orantes, cometido con armas de fuego, el 8 de febrero de 2016, en el cantón Tecomatepeque, tampoco quedó impune, porque se estableció la responsabilidad de Vivas Gil y Santos López, como coautores.

Las sentencias condenatorias fueron impuestas por el Juzgado de sentencia de Cojutepeque.