Condenan a más de seis años de cárcel a 5 policías y 4 miembros de la F.A., por tortura, privación de libertad y amenazas

Por: / julio 12, 2019

Obligaron a la víctima a que se bajara el pantalón y la ropa interior, le pusieron una navaja en el cuello y armas de fuego en la cabeza.

Cojutepeque, Cuscatlán. Un grupo de cinco agentes policiales y cuatro soldados, entre ellos, un cabo que integraban una patrulla de la otrora Fuerzas Especiales de Seguridad (FES), estarán en prisión sus próximos seis años con tres meses, al ser encontrados culpables de los delitos de Torturar, Privar de Libertad y Amenazar, en perjuicio de la víctima identificada con la clave “Azucena”, hecho ocurrido el 22 de enero de 2018, en el municipio de San José Guayabal, departamento de Cuscatlán.

La Fiscal del caso de la Unidad de Delitos Relativos a la Niñez, Adolescencia y la Mujer de la oficina de Cojutepeque, demostró ayer en el juicio en el juzgado de sentencia que los imputados abusaron de su autoridad al realizar procedimientos inadecuados en los que cometieron los  delitos de Tortura, Privación de Libertad y Amenazas con Agravación Especial.

Además de los años de prisión se les impuso una condena del pago de US$1,000.00 a cada uno, en concepto de responsabilidad civil.

Los imputados fueron capturados con órdenes administrativas giradas por la oficina fiscal de Cojutepeque, en el mes de abril del 2018, y se mantuvieron detenidos durante todo el proceso.

Aunque la representación fiscal los procesó también por Otras Agresiones Sexuales, el juez de sentencia decidió que ese delito fuera subsumido por el de tortura y les aplicó el concurso ideal de delitos, es decir que con una sola acción se cometieron varios delitos.

Los agentes policiales condenados fueron identificados como: Néstor Edgardo Reynoza Mejía, José Salvador Lara Quinteros, José Luis Damián Alvarez, Hugo Antonio Landaverde Martínez y Norberto Alexander Rivera Palacios.

Y los cuatro miembros de la Fuerza Armada son: el cabo, José Joaquín Rivas Morales; y los soldados, Edwin Enrique Bonifacio Pérez, José Alfredo Munguía Gómez y Santos Alexander Mendoza Reyes.

De acuerdo a la denuncia de “Azucena”, los condenados la retuvieron junto a otra persona, el 22 de enero de 2018, como a las 7:30 de la noche, sobre la carretera que conduce a San José Guayabal, cuando se encontraban esperando a otros amigos en el marco de las fiestas patronales del municipio.

El grupo de miembros de la autoridad que portaban gorros navarone, a excepción de uno de ellos, los registraron y les cuestionaron qué hacían en ese lugar. A uno de ellos, que tuvo calidad de testigo, lo hincaron y se pararon sobre su pantorrilla.

Mientras, que a “Azucena” la subieron a la cabina de un pick up, color blanco, sin logos de la PNC, en el que se transportaban los policías y soldados, y emprendieron la marcha hacia una calle conocida como El Perical, la cual conduce hacia el Cantón Aguacayo.

En el camino, según la víctima, la interrogaron y le exigían que entregara las armas o la droga, y que dijera a qué pandilla pertenecía, de lo contrario la iban a matar.

Después de media hora detuvieron el vehículo, la obligaron a bajarse y a ponerse de rodillas, a la vez que le advirtieron “te vas a morir”, y “le pusieron un fusil en la frente”.

Luego de interrogarla, le ordenaron ponerse de pie y que se bajara el pantalón y la ropa interior. Además, uno de los imputados le realizó tocamientos a través de  la blusa y del sostén, según la víctima.

Nuevamente, le exigieron que se hincara y, otro de los detenidos, le puso una navaja en el cuello.

Mientras, la víctima suplicaba que no la mataran, otro de los capturados, le exigió que se parara y sacó la pistola y se la colocó en la sien.

Momentos después, la víctima recibió la orden de subirse al vehículo automotor, y en el trayecto uno de los capturados le dio una nalgada, y otro más, le agarró la boca con una de sus manos, la contraminó al pick up, e intentó besarla.

El grupo de agentes policiales y soldados la trasladaron cerca del lugar donde vivía, pero en el camino, recibió tocamientos en sus piernas encima de su pantalón. También encontraron una patrulla policial, pero le ordenaron que se agachara en la cabina para que no la vieran.

Al abandonar el vehículo automotor le advirtieron que tenía que guardar silencio de lo sucedido, de lo contrario “ya sabía lo que le iba a pasar”.