Cámara ordena nuevo juicio para cabecillas de la pandilla 18 por introducir objetos prohibidos a expenal de Cojutepeque

Por: / marzo 19, 2019

Cojutepeque, Cuscatlán. Tres cabecillas de la pandilla 18 Sureños, entre ellos, Carlos Ernesto Mojica Lechuca, alias “Viejo Lin”; Carlos Alberto Rivas Barahona, alias “Chino Tres Colas”; y el considerado coordinador de la red, Ramón Velásquez Reyes, alias “Matador”, junto a otros 12 pandilleros, que integraron una red para introducir objetos prohibidos al interior del expenal de Cojutepeque, por tres años, enfrentarán un nuevo juicio.

La decisión fue tomada por la Cámara de la Segunda Sección del Centro de Cojutepeque, después que Fiscales de la Unidad de Patrimonio de la oficina de la cabecera departamental de Cuscatlán, apelaron la sentencia absolutoria dada por la jueza de sentencia el 12 de julio de 2018.

La representación fiscal se sintió agraviada por la decisión judicial y apeló al tribunal superior, que le dio la razón, al declarar nula la sentencia y ordenar un nuevo juicio en un tribunal diferente, por considerar que la jueza no valoró la prueba en general y excluyó elementos probatorios de cómo se ingresaron los objetos ilícitos.

De acuerdo a las investigaciones Fiscales y policiales, la red estaba integrada por miembros del ejército que custodiaban el perímetro, empleados de la Dirección de Centros Penales y los pandilleros que coordinaban la introducción de armas, teléfonos celulares y sus accesorios, droga, tablet, paneles solares y levadura para elaborar bebidas alcohólicas.

Los Fiscales del caso, aseguran que la introducción de objetos se realizaba en horas de la madrugada por el costado sur del expenal, por soldados que custodiaban el perímetro a través de depósitos plásticos de bebidas gaseosas, que se dividían en dos partes y se le colocaban los objetos.

Los paquetes eran tirados en los sectores dos y tres del recinto penitenciario, sobre las rejas aéreas que cubrían el área, y los internos formaban una escalera humana, que les permitía halar el recipiente plástico.

Esta práctica se desarrolló desde el año 2013 hasta mayo de 2016.

También trabajadores de la Dirección de Centros Penales, colaboraron con el tráfico de objetos al interior de la cárcel, en la que facilitaron la entrada de droga, como marihuana, que era empaquetada en forma de chorizo y transportada en el interior del cuerpo vía rectal.

La introducción de un celular con sus accesorios, costaba US$250.00, y por cada paquete de una libra de marihuana, los pandilleros pagaban US$300.00, según las investigaciones. Por lo menos cada dos semanas se permitió el ingreso de licor y celulares.

Esto explica, según los Fiscales que, pese a las requisas permanentes en el penal, la vulnerabilidad del centro de reclusión, permitía la entrada de una considerable cantidad de objetos prohibidos.

En una inspección, desarrollada el 8 de diciembre de 2015, por las autoridades penitenciarias, se encontró un arma de fuego, tipo pistola con 55 cartuchos que estaba escondida en un hueco de una pared, y que estaba destinada a uno de los líderes.

El 9 de junio de este año, también en una requisa ordenada y coordinada por la FGR de Cojutepeque, se encontraron: 1,216 porciones de marihuana, 56 celulares, un panel solar, 38 chips, 18 baterías y 40 manos libres.

Los custodios y soldados involucrados en la red, no pudieron ser individualizados, porque los testigos, en el caso de los militares, aseguran que siempre portaban gorro navarone y por la oscuridad era difícil identificarlos.